Los dardos de fuego del maligno

Los dardos de fuego del maligno

La revelación de Cristo en los evangelios


Stephen Kaung
Cuando abrimos el Nuevo Testamento, descubrimos que los primeros cuatro libros son llamados «evangelios». Estos cuatro libros nos narran la historia de nuestro Señor Jesús. Ellos son de naturaleza histórica, son biográficos. A medida que leemos estos cuatro evangelios comenzamos a conocer a nuestro Señor Jesús – su vida, su ministerio. Con todo, es necesario que recordemos una cosa: la Biblia nos es dada como una revelación; en otras palabras, la Biblia nos va a revelar a Cristo. Sea en forma histórica, biográfica, poesía, profecía o alegoría; no importa la forma en que ella nos sea presentada, el propósito es uno: revelar a Cristo Jesús. Por eso, descubriremos que la Biblia es, no solamente histórica, sino espiritual.
La Palabra de Dios es una revelación
Cuando nos aproximamos a la Palabra de Dios, por un lado, debemos leer, estudiar, y conocer su contenido. Este conocimiento es importante. Sin embargo, si eso es todo lo que obtenemos de la Biblia, entonces estamos perdiendo la verdadera razón por la cual ésta fue dada al hombre. La Palabra de Dios nos fue dada como una revelación – la revelación de Cristo Jesús. Y, por esa razón, tiene que ser recibida como revelación. No basta aceptar la Biblia como un libro de historias, poesías, enseñanzas, doctrinas, ceremonias y rituales. Tenemos que recibir la Palabra como revelación. Es necesario que sepamos la historia, enseñanzas, doctrinas, etc., pero, además de eso, es necesario que veamos a Cristo Jesús. Si no vemos a Cristo, y todo lo que vemos son historias o si no vemos a Cristo, sino sólo enseñanzas, entonces estamos perdiendo el verdadero propósito para el cual la Palabra de Dios fue dada.
Por eso, al aproximarnos a la Palabra de Dios, debemos pedir al Señor que nos dé espíritu de sabiduría y revelación para que podamos conocerlo verdaderamente. En otras palabras, la Biblia nos fue dada como una revelación y debe ser recibida como una revelación. Revelación significa: Dios revela a Cristo y, a través de la Biblia, nosotros vemos a Cristo en nuestro espíritu.
Cuando nos es dada una revelación, entonces el resultado es comunión. Si no hay revelación, no hay comunión. Comunión significa tener cosas en común. Si hay revelación, entonces tenemos comunión con lo que no es revelado. Entonces descubrimos que el «logos» de Dios debe hacerse «rhema» para nosotros. «Logos» es la palabra, el hecho, la verdad, la historia, la palabra que una vez fue hablada y dada por Dios como revelación. «Rhema» es cuando el Espíritu Santo sopla de nuevo sobre la Palabra que anteriormente fue dada y se vuelve viva, presente, real, experimental para cada uno de nosotros. Es por esa razón que necesitamos recibir la Palabra de Dios como revelación. Sólo cuando eso sucede tenemos comunión, y el resultado de esa comunión es la transformación. Nosotros seremos transformados por la Palabra, por lo que nos es revelado, o por Aquel que nos es revelado. Así, somos conformados a imagen del Hijo de Dios. Y ese es el verdadero propósito de la Palabra de Dios. Que el Señor nos ayude a aproximarnos a la Palabra de Dios sabiendo que ella es una revelación; recibámosla como tal, y, por revelación, ver a Cristo.

En Palabra o en poder

Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros
solamente en palabras, sino también
en poder, en el Espíritu Santo.
1 Tesalonicenses 1:5

De modo que si alguno está en Cristo,
nueva criatura es.
2 Corintios 5:17

Tienes nombre de que vives, y estéis muerto.
Apocalipsis 3:1

PARA EL QUE ES MERAMENTE un estudiante, estos versículos pueden
ser interesantes, pero para una persona seria que anhela
alcanzar la vida eterna bien pueden resultar más que un poco
perturbadores. Porque evidentemente enseñan que el mensaje
del evangelio puede ser recibido en una de dos maneras: solo
en palabra, sin poder; o en palabra con poder. Pero se trata del
mismo mensaje tanto si viene en palabra como si viene en
poder. Y estos versículos enseñan además que cuando el
mensaje es recibido en poder, causa un cambio tan radical que
recibe el nombre de nueva creación. Pero el mensaje puede ser
recibido sin poder, y evidentemente algunos lo han recibido así,
porque tienen nombre de que viven, y están muertos. Todo esto
está presente en estos textos.
Observando la manera de actuar de los hombres cuando juegan,
he podido llegar a comprender mejor la manera de actuar de los
hombres cuando oran. Desde luego, la mayor parte de los
hombres Juegan a religión como Juegan en sus juegos, siendo
la religión misma, de entre todos los Juegos, el de más universal
aceptación. Los varios deportes tienen sus reglas, sus pelotas y
sus Jugadores. El Juego excita el interés, da placer y consume
tiempo, y cuando ha terminado, los equipos competidores ríen y
abandonan el campo. Es cosa común ver a un Jugador
abandonar un equipo para unirse a otro, y jugar al cabo de
pocos días contra sus antiguos compañeros con tanto ímpetu
como antes lo hacía con ellos. Todo es arbitrario. Consiste en
resolver problemas artificiales y atacar dificultades que han sido
creadas deliberadamente por amor al juego. No tiene raíces morales,
ni se supone que las tenga. Nadie mejora por todo este
autoimpuesto afán. Se trata sólo de una placentera actividad
que nada cambia y que a fin de cuentas nada arregla.
Si las condiciones que describimos se limitaran al campo de
juego, podríamos pasarlo por alto sin pensarlo dos veces, pero
¿qué vamos a decir cuando este mismo espíritu entra en el
santuario y decide la actitud de los hombres para con Dios y la
religión? Porque la Iglesia tiene asimismo sus campos de Juego
y sus normas, y su equipo para Jugar al juego de las palabras
piadosas. Tiene sus devotos, tanto laicos como profesionales,
que sustentan el Juego con su dinero y que lo alientan con su
presencia, pero que no son diferentes en vida y carácter con
respecto a muchos que no se toman interés alguno en religión.
Así como un atleta emplea la pelota, de la misma manera otros
emplean las palabras: palabras habladas y palabras cantadas,
palabras escritas y palabras pronunciadas en oración. Las
echamos rápidamente a través del campo; aprendemos a
manejarlas con destreza y gracia: edificamos reputaciones sobre
nuestra habilidad con ellas, y logramos como nuestra
recompensa el aplauso de los que han disfrutado con el juego.
Pero la vaciedad de todo ello es evidente en el hecho de que
después del placentero juego religioso nadie es básicamente
diferente en absoluto de lo que había sido antes. Las bases de la
vida permanecen sin mutación, rigen los mismos antiguos
principios, las mismas antiguas normas de Adán.
LO MEJOR ESTA POR LLEGAR
Greg Laurie
En el segundo capítulo del libro de Juan, Jesús realiza un milagro que nos recuerda los dos aspectos de esta alentadora verdad: su poder para transformar nuestras situaciones
más difíciles, y su promesa de un futuro y una esperanza que van más allá de nuestros sueños e imaginación.

El alma de la fiesta

Al tercer día se celebró una boda en Canán de Galilea, y la madre de Jesús se encontraba allí. También habían sido invitados a la boda Jesús y sus discípulos. Cuando el vino se acabó, la madre de Jesús le dijo:
—Ya no tienen vino.
—Mujer, ¿eso qué tiene que ver conmigo? —respondió Jesús—. Todavía no ha llegado mi hora.
Su madre dijo a los sirvientes:
—Hagan lo que él les ordene.
Había allí seis tinajas de piedra, de las que usan los judíos en sus ceremonias de purificación. En cada una cabían unos cien litros.
Jesús dijo a los sirvientes:
—Llenen de agua las tinajas.
Y los sirvientes las llenaron hasta el borde.
—Ahora saquen un poco y llévenlo al encargado del banquete
—les dijo Jesús.

Así lo hicieron. El encargado del banquete probó el agua convertida en vino sin saber de dónde había salido, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Entonces llamó aparte al novio y le dijo:
—Todos sirven primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido mucho, entonces sirven el más barato; pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora.
Esta, la primera de sus señales, la hizo Jesús en Canán de Galilea. Así reveló su gloria, y sus discípulos creyeron en él (Juan 2:1-11).

¿No te parece algo extraño que Jesús haya escogido una boda para lanzar su ministerio público? ¿O el hecho de que su primer milagro consistiera en abastecer de bebida
la celebración de una boda?
¿No crees que sea un poco... casual? ¿No podía él haber escogido algo más espectacular? Si yo hubiese sido el asesor de relaciones públicas de nuestro Señor en ese
momento, le habría aconsejado que no iniciara su carrera de Mesías de esa forma. Seguro hubiese establecido una estrategia más «lógica» para él.
Le habría dicho: «Bueno, Señor, como tu asesor de relaciones públicas pienso que, en lo concerniente a los milagros, empezaría con uno enorme y curaría a un hombre
nacido ciego. Sería algo dramático. Tal cosa de seguro te colocaría en el noticiero estelar.

O, mejor todavía, sana a un leproso. La gente ama eso.
Pero si en realidad quieres dejar huella, levanta a alguien de su tumba. Eso catapultaría tu carrera».

Jesús diría: «Pensaba convertir el agua en vino». «¿Qué? ¿Por qué vas a querer un milagro como ese?
¿Dónde está el drama? ¿Dónde está la noticia?» Pero eso fue justo lo que hizo. Tal como lo cuenta la historia en Juan 2, Jesús asistía a una boda, estaba conversando
y disfrutando de la celebración del compromiso de entrega en matrimonio entre un hombre y una mujer.

Jesús, Creador de todo, fue el que inventó el matrimonio.
(Penosamente, en la actualidad debemos añadir que solo hay un matrimonio que nuestro Señor establece y bendice: la unión de un hombre y una mujer.)

Tiene sentido por lo tanto que se haya unido a las festividades y haya bendecido a esta joven pareja con su presencia.
Siendo un carpintero poco conocido de Nazaret, todavía disfrutaba de un relativo anonimato mientras festejaba y celebraba en esta gozosa ocasión.

Pero, ¿convertir agua en vino? ¿Por qué el Mesías, el Hijo de Dios, empezaría su ministerio con un acto tan inusual?
Pensemos en ello por un momento...
Si Jesús pudo hacer esto...
El Señor realizó un milagro para traer felicidad y gozo a aquellos que celebraban la unión de un hombre y una mujer. Lo que Jesús hizo por esta joven pareja en su fiesta
de bodas en Caná muestra que él puede intervenir en tu vida en cualquier momento y proveer exactamente lo que necesitas. En realidad, él podría ir mucho más allá para
darte más de lo que jamás hayas pensado pedir o pudieras incluso soñar.

No se trató de un juego de manos como si se colocara un colorante púrpura para alimentos en esos inmensos barriles de cien litros de agua. Jesús creó un vino fino en
un instante. Este era un vino que indicaba claramente que provenía de uvas de primera clase, crecidas en un viñedo saludable, bañadas durante una larga temporada por la
cálida luz del sol del Medio Este, molidas en una prensa, almacenadas en pieles o barriles especiales, y añejadas con la más absoluta perfección.

Sé que hay personas que se consideran a sí mismas grandes conocedoras de vinos (yo no soy una de ellas).
Pero si por casualidad estás cambiando los canales de la televisión y te detienes en un canal de comida, es posible que veas a un sujeto tomando pequeños sorbos de una
copa de vino, moviéndola suavemente y expresando sus cualidades. El te dirá más de lo que imaginabas saber sobre las complejas sutilezas de su aroma, su bouquet, su
«acabado»... y mucho más. Para alguna gente (llamada en ocasiones los «esnobs del vino»), esta es una ciencia compleja.

Jesús creó seiscientos litros de un vino superior en un abrir y cerrar de ojos. Si hubiese querido, hubiera podido convertir todo el Mar de Galilea en un Cabernet (una vez
convirtió al poderoso río Nilo en sangre). Pero limitó el milagro a estas seis tinajas en una fiesta de bodas en una pequeña comunidad de Caná. Si Jesús pudo hacer esto... si
pudo transformar agua genérica cambiando por completo su estructura molecular en un segundo para convertirla en un vino tan maravilloso que sorprendió y asombró a un
experimentado catador... si pudo hacer esto... ¿qué situación en tu vida puede ser tan compleja o sobrecogedora para él? ¿Qué desafío en tu vida podría exceder este?

En ocasiones nos encontramos en una confusa combinación de circunstancias frustradas, sintiendo que las mismas están más allá de nuestro entendimiento, y tratamos
de explicárselo todo al Señor esperando que él pueda —de alguna forma— comprender lo que nosotros escasamente entendemos. No te preocupes. Jesús discierne tu
situación de forma más profunda y detallada de lo que túlo harías si pensaras y te angustiaras por ella durante un millón de años. El milagro en el capítulo 2 de Juan, el primer acto sobrenatural de nuestro Señor, prueba que él tiene el control de toda situación imaginable, de lo más sutil, de los que parecen ser los detalles más insignificantes.
A través de este milagro, Jesús mostró que tiene a su disposición, de manera inmediata e ilimitada, el poder para hacer cualquier cosa que escoja hacer.

Es posible que no necesites que el agua corriente se convierta en vino, pero entender y palpar la ilimitada fortaleza y sabiduría de nuestro Señor puede ser muy importante...
cuando el doctor te llama a su oficina, te pide que tomes asiento y te dice que tienes un cáncer inoperable...

o cuando el jefe te llama encargado del banquete supo que algo extraordinario sucedía luego del primer sorbo. Casi puedo ver la cara de sorpresa y asombro de aquel hombre.
¿De dónde habrían sacado estos muchachos una cosecha como esta? Era indudable que ese era el mejor vino que jamás había probado y que posiblemente probaría en su
vida. Una mirada de perplejidad debió haberse plasmado en su rostro. Llamó al novio: «Todos sirven primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido mucho,
entonces sirven el más barato; pero tú has guardado elmejor vino hasta ahora» (Jn 2:10).
Dios siempre guarda lo mejor para el final. Ese es su estilo,
ese es su plan.

No sucede así con Satanás. Su postulado es: Toma lo mejor ahora, mientras puedas hacerlo. ¿Quién sabe lo que vendrá después? Al diablo le gusta sacar su artillería pesada. El ofrece su utilería más seductora y provocativa al principio,
en especial cuando eres joven. Resulta increíble cuántos hombres y mujeres jóvenes —con todo su futuro y potencial por delante— arruinan y destruyen sus vidas con las
drogas, el alcohol y la inmoralidad. Y aun así, cada nueva generación de gente joven que aparece actúa como si ellos fueran los que descubrieron todas estas cosas.

El demonio es muy hábil en el momento de exhibir su mercancía. Ni el mejor centro comercial puede igualarlo.
Satanás puede hacer que toda mercancía mala se vea en realidad bien. La desliza frente a ti y te dice: «¡Oye! Tienes que hacer esto. Tienes que probar esto. No escuches lo que
tus padres te dicen». El sabe cómo hacer que estas situaciones arriesgadas parezcan un camino recto, así como algo atractivo y seductor. Después de todo, ha tenido como seis mil años para practicar con los hombres y mujeres y perfeccionar sus técnicas. Al mismo tiempo, puede hacer que las cosas infinitas (de valor eterno) se vean como
un periódico viejo, mostrándolas en verdad insípidas.

Cuando Eva estaba en el Jardín del Edén y vio el fruto prohibido, se sintió fuertemente atraída hacia él. Cuando reflexiono sobre esta escena, no pienso por cierto en la caracterización tradicional de una «manzana». (¿De dónde sacó la gente este asunto de la manzana? No era una manzana lo que estaba creciendo en ese árbol.) En lo personal,
me imagino un durazno dorado... rojizo, bastante maduro, casi brillante en el atardecer, jugoso y listo para caerse de la rama directo en tu mano. Francamente, una manzana no
me hubiera atraído en lo absoluto. Yo puedo tomar o no una manzana. ¡Mmm! ¿Pero un durazno dulce y grande?
Me parece estar viéndolo. Debe haberse visto muy bien,
porque la Biblia dice que era placentero a la vista.

El demonio diría: «¡Prueba esto!». Y al principio se ve bien. ¡Así es! Y ese primer bocado es emocionante. Pero más adelante... la historia es diferente. Una hora más
tarde, te preguntas: ¿Qué estaba pensando? ¿Por qué hice esto?
¡Es horrible! Ahí es cuando te golpean la culpa y el arrepentimiento y empiezas a comprender las repercusiones de lo que has hecho.

Sí, el demonio siempre exhibirá una mercancía atractiva, ya que sabe cómo hacerlo y conoce qué es lo que funciona.
Pero el precio es siempre, siempre demasiado caro. ¡No caigas en su trampa!

¿Por qué? Porque el tiempo pasa, los años se deslizan. Antes de que te des cuenta tendrás más años detrás que delante de ti... y te encontrarás mirando al pasado.
Entonces, todo será increíblemente desolador y vacío si has permitido que Satanás y la carne hagan lo suyo.

¿Y qué hay del mañana? Lo acabo de decir, lo mejor está por llegar.

Paz de Adentro

Todos desean la paz. Algunos anhelan paz en la política. Otros añoran la paz mental, financiera, social y hasta física. Pero la mayoría del mundo parece creer que algún cambio externo en las circunstancias será lo que traiga paz duradera.
En Marcos 4, encontramos la conocida historia de Jesús durmiendo en medio de la tormenta. Se desató una gran tempestad de viento y las olas golpeaban la barca, pero Jesús dormía en la popa. “Jesús se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: ¡Calla! ¡Enmudece! Y el viento cesó y vino una gran calma.”
Este es un relato fascinante porque los discípulos despiertan a Jesús para hacerle una extraña pregunta: “¿No te importa que perezcamos?” Por supuesto que le importa -¡por eso vino a la Tierra! Jesús dijo, “Porque de tal manera amó Dios...para que no perezcan.”
Naturalmente, Cristo no se sintió afligido por los elementos enfurecidos. De hecho, no tuvo que gritar; sus palabras cargadas de fe, fueron suficientemente potentes. Puedo imaginarlo mientras bostezaba, frotándose los ojos y levantándose calmadamente para contemplar la tormenta. Pienso que simplemente dijo, “Calla. Aquiétate. Sea la paz.” El viento cesó al instante y las aguas repentinamente regresaron a la calma. Lo mismo ocurre con Dios; puede calmar instantáneamente todos nuestros temores.
Sin embargo, cuando los discípulos fueron rescatados de su temor, todavía se sentían extremadamente asustados. ¿Por qué si la tormenta había terminado? Se preguntaban, “¿Qué clase de hombre es este, que hasta los vientos y el mar le obedecen?” Los elementos estaban en paz, pero los discípulos continuaban asustados. Es claro que la ausencia de paz ya no tenía que ver con el ambiente. Algo más les quitó la paz -algo en su interior. No conocían a Jesús.

Sed sobrios es la segunda exhortación que nos da 1ª de Pedro 1:13.

 Esto se refiere principalmente abstenerse de vino. Describe el estar alerta, ser balanceado, responsable, no insensato, y hacer cosas en exceso.

El cristiano puede vivir con:
gratitud por todas las misericordias del pasado,
resuelto a enfrentar los desafíos del presente,
la esperanza certera de que en Cristo aun nos espera lo mejor.

La Conquista divina

"El Continuo Eterno
Como estuve con Moisés, estaré contigo.
Josué 1:5
LA PRIORIDAD INCONDICIONADA de Dios en su universo es una
verdad celebrada tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento. El profeta Habacuc la cantó con un lenguaje
extático: « ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, mi Dios,
mi Santo?» El apóstol Juan la estableció en cuidadosas palabras
cargadas de significado: «En el principio era el Verbo, y el Verbo
era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste estaba en el principio
junto a Dios. Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y
sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.»
Esta verdad es tan necesaria para rectificar los pensamientos
acerca de Dios y de nosotros que apenas si se puede enfatizar lo
suficiente. Es una verdad conocida por todos, una especie de
propiedad común de todas las personas religiosas, pero por la
misma razón de ser tan común tiene ahora poco significado para
ninguno de nosotros. Ha sufrido la suerte de la que escribe
Coleridge: «Las verdades, de entre ellas las más pavorosas e
interesantes, son demasiadas veces consideradas como tan
ciertas, que pierden todo el poder de la verdad, y yacen
echadas en el dormitorio del alma. Junto con los más
menospreciados y refutados errores.» La Prioridad Divina es una
de estas verdades «yaciendo en cama». Deseo poner todo lo
que esté de mi parte por rescatarla «del descuido provocado por
la misma circunstancia de su admisión universal*. Las verdades
descuidadas del cristianismo sólo pueden ser revitalizadas
cuando mediante oración y larga meditación las aislemos de
entre la masa de nebulosas ideas de las que están llenas
nuestras mentes, y las mantengamos firme y decididamente en
el centro de la atención de la mente.
Para todas las cosas. Dios es el gran Antecedente. Por cuanto Él
es, nosotros somos y todo lo demás es. Él es aquel «Terrible e
Inoriginado». el Ser Absoluto. Autocontenido y Autosuficiente."

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